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¿RENUNCIAS CUANDO FALLAS O FALLAS HASTA QUE TRIUNFAS?

¿Tienes una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento? Tú eliges: una mentalidad débil o una mentalidad ganadora



«Conozco gente del montón que siempre será del montón. ¿Queréis saber por qué? Porque nunca terminan lo que empiezan».


Suena arrogante, ¿verdad? La tengo grabada a fuego. Aprendí a dramatizarla hace años, en un curso del Instituto Dale Carnegie.


Sería fácil tomar el rábano por las hojas y no apreciar el mensaje que contiene. Y es que, muchas personas, lamentablemente, son recolectoras de experiencias; una especie de picaflores que no terminan de comprometerse a fondo; ni con una tarea y menos con una causa. Los desengaños, la ignorancia, la autoimagen… ¡Qué sé yo! En fin, las heridas de la vida nos retienen, nos bloquean ante un futuro mejor.


Carol S. Dweck, profesora de Psicología en la Universidad de Stanford, es experta en unir la psicología del desarrollo, la psicología social y la psicología de la personalidad. Su investigación está centrada en la mentalidad de las personas como fuente de comprensión de sí mismas y guía de su comportamiento. Su trabajo analiza (1) el origen de la mentalidad, (2) su papel en la motivación y la autorregulación de uno mismo, (3) así como su impacto en el logro y en los procesos interpersonales.


Pues bien, según Dweck, para explicar cómo unos y otros afrontamos el aprendizaje, hay que distinguir entre «mentalidad fija» y «mentalidad de crecimiento». Transcribo literalmente un extracto de su libro: Mindset (mentalidad decimos en español): La nueva psicología del éxito:


«En una mentalidad fija, los estudiantes creen que sus habilidades básicas —su inteligencia, sus talentos—, son sólo rasgos fijos. Tienen una cierta cantidad, y eso es todo, y luego su objetivo es lucir inteligentes todo el tiempo y nunca parecer tontos. En una mentalidad de crecimiento los estudiantes piensan que sus talentos y habilidades pueden desarrollarse a través del esfuerzo, la buena enseñanza y la persistencia. No necesariamente piensan que todos son iguales o que todos pueden ser Einstein, pero creen que todos pueden ser más inteligentes si trabajan en ello».


Ahora viene la gran pregunta: ¿RENUNCIAS CUANDO FALLAS O FALLAS HASTA QUE TRIUNFAS? O dicho de otra forma: ¿Qué áreas de tu vida están sometidas a una mentalidad fija?


Sean las que sean, el secreto está en cómo afronto los fallos, los errores cotidianos. Te ofrezco 3 claves:

  1. Acepto los errores, que ya es mucho. Nada de autoengañarme, ni de justificarme. Se trata de reconocer los fallos, de asumirlos con todas sus consecuencias. Esta actitud es signo de madurez humana.

  2. Aprecio cada error como una fuente de aprendizaje: «¡Has fracasado, ha sido increíble! ¡Excepcional! ¡Extraordinario! ¡He visto fracasos mejores! ¡De las caídas se aprende, del éxito no demasiado!». Meet the Robinsons.

  3. Presto atención a esa voz interior que todos llevamos dentro. Esa voz que me empuja a ti y a mí y nos dice: «¡No renuncies! ¡No te rindas! Y, por favor, deja ya de quejarte. Si te caes, te levantas».

Ese es el camino que me conduce desde el error al triunfo ¿Y la frustración?… Bueno, la frustración forma parte del paisaje. Pero de eso ya hablaremos más adelante.

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