Si quieres que tu mensaje llegue con toda su intensidad y pasión, elimina esos tics que intercalas con excesiva frecuencia.
Tengo un amigo que cuando me cuenta algo y cree que lo entiendo, antes de terminar la idea, continúa con un «¿Eh...?», sin completar la frase. Por más que se lo digo, no hace nada por eliminar la muletilla, y lo peor es que, por su trabajo, está obligado a hablar en público. ¡¿?! Sé que se burlan de él, y que su público habitual le señala con un mote: Mister ¿Eh...?
Imagina que estás conversando con un compañero de trabajo que repite constantemente ciertas palabras o frases del estilo, «bueno», «sabes», «como que», «en fin», ... Notas que esas muletillas te impiden seguir el hilo de lo que está diciendo. Además, tienes la impresión de que esa persona no está segura o que está tratando de ganar tiempo para pensar en lo que dirá a continuación. Te preocupa trabajar con él, sobre todo de cara a la presentación que ambos realizareis ante el comité de dirección. Estás convencido de que el uso excesivo de tantas muletillas le hará parecer menos profesional y seguro de sí mismo.
Hay muletillas muy cansinas; «un poco» es una de las habituales. Si se utiliza con exceso, da la impresión de que el hablante está buscando la manera de suavizar o matizar sus afirmaciones: «Creo que este lugar es un poco interesante» o «Esa película fue un poco emocionante». La repetición de «un poco» resta fuerza a las afirmaciones y da la impresión de que la persona no está comprometida con lo que está diciendo. Pero hay muchas más. Algunas de las muletillas que a menudo son percibidas como molestas incluyen:
· «Bueno». El hablante está luchando por organizar sus pensamientos: «Bueno, organizamos el departamento y, bueno, invertimos un poco del presupuesto».
· «Eh...». Transmite inseguridad o falta de preparación: «Eh... no podré asistir a la reunión. No me apetece».
· «Sabes». Parece buscar la aprobación del oyente: «Estamos creando un nuevo diseño, ¿sabes?, y luego lo lanzaremos, ¿sabes?».
· «Como que». No está completamente comprometido con lo que está diciendo: «Como que deberíamos tomar esa decisión lo más rápido posible».
· «O sea». Falta de seguridad, repetitivo: «O sea, en el nuevo proyecto, necesitamos priorizar la eficiencia y la colaboración entre los equipos para alcanzar nuestros objetivos a tiempo. O sea, encárgate de que se lleven bien y hagan su trabajo, o fracasamos».
· «En fin» o «Total». Parece que no tiene dirección o propósito: «En fin, después de analizar todas las opciones, decidimos avanzar con el plan original para asegurar los plazos. Total, es lo que hay».
Las muletillas son barreras para una comunicación efectiva y coherente. Aunque su impacto varía según el contexto y la audiencia, hay razones convincentes por las que resultan siempre inútiles y molestas:
· La distracción o interrupción del flujo natural del discurso; lo que despista al oyente del mensaje central.
· La falta de claridad que dificulta la comprensión de lo que se está diciendo provocando posibles malentendidos.
· Percepción de inseguridad, aunque el hablante tenga interiorizado el mensaje; da lo mismo, parece inseguro o poco confiado en lo que está diciendo.
· La pérdida de atención del oyente cuando este pierde el foco ante la repetición constante de ciertas palabras o frases.
· Falta de profesionalidad; da la impresión de que el hablante no está bien preparado o no se toma en serio la intervención.
· El descuido, imperdonable en determinados ámbitos. Cuando afloran las muletillas, la impresión de falta de rigor es evidente.
Aquí tienes 7 consejos para ayudarte a ser más elocuente eliminando todas esas expresiones que repites o intercalas en tus conversaciones con excesiva frecuencia, como si tuvieras un tic:
1. Se consciente. Presta atención a tus propias conversaciones y detecta las muletillas que usas con frecuencia. Pregunta a tus amigos, si lo ves necesario.
2. Practica para eliminarlas. Habla en voz alta y grabarte para identificar tus muletillas. Participa en conversaciones y presentaciones reales para mejorar tu habilidad.
3. Habla más despacio. Tómate tu tiempo. Pensar antes de hablar reducirá la necesidad de llenar espacios con muletillas.
4. Organiza tus ideas, así evitarás pausas innecesarias y la necesidad de llenarlas con palabras huecas.
5. Respira profundamente para mantener la calma y hablar con más fluidez.
6. Amplía tu vocabulario, ya que cuanto más variado sea tu léxico, menos dependerás de muletillas para expresarte.
7. Completa la frase cuando quieras expresar una idea. No la dejes abierta. ¡Termínala! Si esto lo haces en tus conversaciones informales, tus intervenciones en público mejoraran de forma natural.
«Las muletillas son pequeños obstáculos en el camino. Si los apartas, permites que tu voz brille con seguridad y sea más poderosa, porque estás creando un puente directo entre tus pensamientos y las mentes de quienes te escuchan», es lo que le digo a mi amigo, Mister ¿Eh...? Pero no me hace caso. ¿Sabes por qué? Porque no se ve como un comunicador experto. ¿Y tú? ¿Cómo quieres verte? ¿Quieres que tu mensaje sea escuchado con toda su intensidad y pasión? Entonces, tómatelo en serio y desintegra las muletillas de tu boca.
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