Todo empieza en la atención. ¿La dejas navegar sin control o te haces cargo de ella?
La atención selectiva y enfocada tiene un impacto significativo en mi vida y en la persona que quiero ser. Esto es así porque el modo en que dirijo mi atención hacia determinadas cosas, personas o actividades, influye en mi experiencia, en el modo de interpretar la realidad y en mis logros personales.
Cuando elijo conscientemente en qué o en quién pongo mi atención, estoy tomando una decisión sobre qué aspectos de la vida son importantes para mí y merecen mi tiempo y energía. El mecanismo es muy sencillo: cuando uno fija la atención sobre algo o alguien, se despliega una enorme variedad de recursos mentales y emocionales que, a su vez, influyen en las acciones y en los comportamientos habituales.
¿Qué pasaría si mi atención se centrara constantemente en aspectos negativos, preocupaciones triviales o actividades poco productivas? Es más que probable que mi experiencia y resultados reflejaran todo ese mundo oscuro. Ahora bien, veámoslo de otro modo: si habitualmente dirigiera mi atención hacia aspectos positivos, metas inspiradoras, relaciones significativas y actividades constructivas... ¿en quién me convertiría? Con toda seguridad, me transformaría en una persona enfocada, motivada y cordial.
No se trata de negar la realidad con su múltiples luces y sombras. Los problemas no desaparecen por el simple hecho de no prestarles atención. Se trata de responder a una sencilla y poderosa pregunta: ¿me hago cargo de mi atención o dejo que navegue sin control?
A continuación, te brindo 7 estrategias para aumentar tu atención en aquello que, realmente, consideres importante: 1. Clarifico mis valores y prioridades
Respóndete: «¿Qué es y qué no es importante y prioritario en mi vida?». Si tengo una visión clara de qué es importante para mí, me será mucho más fácil saber dónde poner mi atención.
2. Elimino las distracciones
Identifico y minimizo aquello que desvía mi atención de lo que es importante. Por ejemplo: apago las notificaciones innecesarias del móvil, establezco límites al uso de las redes sociales y creo un entorno de trabajo libre de distracciones.
3. Presto atención al momento presente
Y lo hago deliberadamente, sin juzgar. Esta práctica me ayudará a entrenar mi capacidad de dirigir la atención y estar atento en mis actividades y relaciones importantes.
4. Planifico y organizo mi tiempo
Programo momentos dedicados a mis tareas y actividades prioritarias y establezco límites de tiempo para cada una de ellas. Además, comprometo tiempos muy breves y específicos para evaluar si realmente estoy enfocándome en las tareas importantes.
5. Me pongo metas claras relacionadas con lo que es importante para mí
Las metas son cada uno de los pasos que me conducen hacia el logro de mis objetivos. Las metas brindan un sentido de propósito y motivación porque me ayudan a poner atención en aquello que me conduce a lo que es importante.
6. Disciplina
Resisto las distracciones del momento porque quiero alcanzar un bien superior que retardo en el tiempo. Por lo tanto, si me distraigo, vuelvo a enfocar la atención. La técnica Pomodoro divide el tiempo en bloques de trabajo seguidos de pausas breves, lo que permite mantener la atención en niveles óptimos a lo largo de periodos prolongados de actividad.
7. Cultivo el interés y la curiosidad
Si algo me importa, pero me resulta difícil prestarle atención, me pregunto: «¿Qué me atrae o qué me gustaría aprender o descubrir en relación con esa área o actividad?». Cuando alimentas la curiosidad mantienes la atención bien enfocada.
Estas estrategias requieren práctica y compromiso, pero funcionan. Si las aplicas y perseveras, te convertirás en la persona que quieres ser. Porque todo empieza... en la atención.
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