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DE LA PARÁLISIS A LA ACCIÓN

¿Cómo dirigir el pensamiento para alcanzar mis objetivos? Utilizando las preguntas constructivas para promover la comunicación positiva, la colaboración y la resolución de problemas.



Este tipo de preguntas no se formulan para curiosear. Ya sea que me interrogue a mí mismo o interrogue a otros, el objetivo de las preguntas constructivas es doble: (1) que me ayude a tomar conciencia de la situación y (2) que me ayude a ver con claridad dónde estoy y a dónde quiero llegar.


No se trata de entrar en bucles de culpabilidad o de repartir certificados de buena conducta, la esperanza ha de estar siempre a la vista para abrir caminos cuando parece que no los hay, para fomentar la creatividad cuando estamos espesos o para despertar el ánimo cuando estamos a un paso de rendirnos.


Por lo tanto, las preguntas constructivas ofrecen un cambio en el punto de vista, nos invitan a ver la realidad con una mirada nueva. Por ejemplo, si ante una situación alguien se queja —con o sin razón— y nos dice: «¡Esto es un desastre!»; nuestro papel, en primera instancia, no consiste en juzgar su opinión, la compartamos o no. Aquí, de lo que se trata es de abrir el horizonte de esa persona. Además, necesitamos saber, exactamente, qué significado tiene para ella el término «desastre». Por lo tanto, empezamos con una pregunta básica y abierta: «¿Qué hace de esta situación un desastre?» o bien: «¿Qué es "esto"… y qué lo convierte en un desastre?». La corteza prefrontal del cerebro va tomando el control, porque sólamente el análisis racional de la situación ya rebaja la intensidad emocional.


Los doctores Richard Paul y Linda Elder, expresaron la importancia de las preguntas constructivas en los siguientes términos:


La calidad de nuestras vidas determina la calidad de nuestro pensamiento. La calidad de nuestro pensamiento, a su vez, determina la calidad de nuestras preguntas, ya que las preguntas son la maquinaria, la fuerza que impulsa el pensamiento.

La preocupación y la ansiedad —estados mentales reveladores de la frágil salud mental de nuestro tiempo—, se reflejan en afirmaciones del siguiente tipo: «Tengo que…», «Debo de…». Aquí la pregunta constructiva busca cuestionar lo siguiente: «¿Por qué estoy obligado a…?». Es decir, en qué medida esa tarea es algo impuesto o algo elegido. La diferencia es relevante: no es lo mismo hacer esto o aquello porque alguien lo ha decidido por mí, que hacerlo porque quiero, porque yo lo he elegido. A veces, no soy consciente del origen de una responsabilidad y la siento como una carga difícil de sobrellevar; sobre todo, cuando viene de lejos. Olvido que, aquella vez, tomé una decisión y ahora, pasado el tiempo, me toca asumir las consecuencias.


Si mi respuesta o la de mi interlocutor fuera esta: «Es que no puedo». Entonces, le preguntaría: «¿No puedes o no quieres?» —por supuesto, con respeto y sin ironía—. Se trata de poner en claro en qué medida el sujeto tiene control sobre la situación, hasta qué punto está en disposición de tomar las riendas de las circunstancias.


Una vez identificada la situación de partida, puedo seguir avanzando con las siguientes preguntas. Todas ellas están orientadas a dar pasos desde la casilla de salida en dirección a la meta deseada. Por ejemplo:

  • «¿Qué más te preocupa?». «¿Qué más necesitas?».

  • «¿Cómo describirías el “lugar” al que quieres llegar?». «¿Cómo te ves, cómo te sientes ahí?».

  • «¿Qué pasos puedes dar para ir de “A” hacia “B”?». «¿Cómo lo vas a hacer?». «¿Qué ideas tienes para resolver este problema?».

  • «¿Quién te puede ayudar?». «¿Cómo podemos trabajar juntos para lograr los objetivos?».


Luego están las preguntas que sacan lo mejor de uno mismo. Por ejemplo, ante situaciones sin salida aparente, me pregunto: «¿Cómo puedo utilizar esto?», «¿Cómo puedo transformar esta situación en algo que merezca la pena?».


Las preguntas constructivas forman parte de la vida; las realizamos en una amplia variedad de contextos para fomentar la comunicación abierta, la reflexión y la colaboración. Por ejemplo:

  • Entrevistas de trabajo: «¿Puedes darme ejemplos de proyectos en los que hayas trabajado y cómo ayudaste a tu equipo?», «¿Cuál es tu enfoque para gestionar situaciones de conflicto en el lugar de trabajo?», «¿Cómo te ves a tí mismo contribuyendo al éxito de nuestra organización?».

  • Conversación de pareja: «¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra comunicación y resolver este conflicto?». «¿Qué cambios o compromisos crees que podríamos hacer para fortalecer nuestra relación?».

  • Entrevista periodística: «¿Qué desafíos enfrenta su industria en la actualidad y cómo planea abordarlos?». «¿Puede proporcionar más detalles sobre las circunstancias que llevaron a esta situación?».

  • Educación: «¿Qué estrategias de estudio te han funcionado mejor en el pasado?». «¿Cómo podríamos mejorar la clase para que sea más interesante y efectiva para los alumnos?». «¿Qué preguntas tienes sobre el contenido de la clase de hoy?».

  • Resolución de conflictos en el lugar de trabajo: «¿Cuál es tu punto de vista sobre la situación y cuáles son tus preocupaciones?». «¿Cómo podemos encontrar una solución mutuamente beneficiosa para este problema?». «¿Qué pasos podemos tomar para evitar que este conflicto vuelva a surgir en el futuro?».

Las preguntas constructivas buscan entender, resolver problemas y mejorar la calidad de la comunicación y las relaciones interpersonales. Conviértete en un experto en preguntas constructivas. Practica con familiares y amigos. Te sorprenderá hasta qué punto puedes ayudar/te a tomar conciencia de la realidad, sin consejos, sin manipulaciones; simplemente dejando que el otro caiga en la cuenta. Verás cómo las preguntas constructivas cambian el foco, promueven un nuevo comportamiento y transforman la realidad.

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