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5 CLAVES PARA LIDIAR CON EL MIEDO A HABLAR EN PÚBLICO

El miedo es el mayor obstáculo para conectar con tu audiencia. Pero, una vez que consigues gestionarlo, todo es más fácil.


Comunicas mal, muy mal. Tienes las ideas, pero te cuesta aterrizarlas para crear ese «discurso» que haga vibrar a tu audiencia. Peor aún, no sabes qué tipo de comunicador quieres/necesitas ser. Y lo cierto es que, cada vez que abres la boca, cada vez que te haces presente…, ¡eres un comunicador! Nunca dejas de serlo.


Piensas para tus adentros: «Es que no sé cómo gustar a la gente. Creo que les importo un bledo», «Me resulta dificilísimo mover la voluntad del público. ¿Cómo consigo que me hagan caso», «Cuando me dirijo a un grupo, siento que me miran mal», …


Quizás, estas y otras inquietudes similares sean fruto del miedo. Si es así, una vez que aceptas la presencia de ese fantasma retorcido merodeando por tu mente, es obvio preguntarse: «¿Cómo me lo saco de encima?». La respuesta presenta alguna que otra dificultad, porque siempre estarás nervioso antes de hablar en público. Y eso está bien. Es natural. El miedo, en alguna medida, nos toca a todos. Incluso es recomendable para alguien que se dirige a una audiencia.


Dicho esto, hay 5 claves para ayudarte a graduar su influjo:


1. El miedo no es una amenaza. El miedo, como cualquier otra emoción, es una señal que te ofrece información sobre lo que te está pasando. Pregúntate: «¿Qué me está diciendo el miedo?». En el fondo, lo que te está diciendo es esto: «Lo que vas a decir y las personas que te van a escuchar, te importan». A partir de ahí, pídele más información, porque el miedo también te habla del juicio que esas personas van a hacer de ti, por ejemplo: «¿Lo qué nos vas a contar tiene interés para nosotros?», «¿Qué nos dice tu aspecto?» … En cualquier caso, todos van a escanearte con sus prejuicios, cuenta con ello; aunque eso ya lo sabes 😊. Pero además, tu ego —lo veremos después—, también te informa sobre las razones de tus miedos: aquello que sólo tú sabes o crees de ti mismo. El miedo siempre está ahí, es un personaje complicado, pero también es un amigo que te ofrece información. Escúchalo.


2. La diferencia está en lo que cada uno hace con su miedo. Porque, atención: «El miedo es una historia inventada sobre algo que aún no ha sucedido». Insisto: ¡No ha sucedido! Porque esa historia no está en el presente. Y aunque esté en el pasado, no forma parte de tu futuro. Sólo es una mera posibilidad. Entonces, si el miedo es una posibilidad entre otras muchas, ¿por qué tener miedo antes de hablar en público? O mejor aún, si eres consciente de que una historia sobre el futuro te provoca miedo, ¿por qué no creas una historia diferente; una historia confiable, poderosa?


3. Acepta el miedo a fallar, a fracasar. Considéralo: (1) Todo fracaso lleva consigo un mensaje para cambiar algo o mejorarlo. (2) Los que hablan mejor en público que tú es porque ellos han fracasado más veces que tú. (3) Si no te permites cometer errores, nunca fallarás; pero nunca saldrás del recinto de tus propios límites.


4. Crea un avatar de tu audiencia tipo. En ese particular avatar, recoge el perfil de todo tu público para dirigirte a él como si fuera una sola persona. Establece los rasgos prototípicos. Eso te ayudará a desviar el foco de ti mismo, para redirigirlo hacía la gente que, por las razones que sean, está ahí escuchándote.


5. Tu mente, tu corazón está puesto al servicio de los demás. No está al servicio de tu ego. Aunque el ego siempre va contigo. Por lo tanto, ¿qué vas a hacer con él? Toma conciencia de la voz del ego, porque él está detrás de muchos de tus miedos irracionales. ¿Merece la pena sucumbir ante ellos?


Si quieres servir a los demás, genuinamente, y sientes que el miedo te paraliza…, prepárate. Repite una y otra vez, ensaya, práctica hasta que puedas lidiar con tus fantasmas. El miedo a hablar en público es sólo una sombra que se desvanece ante la luz de la determinación.

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